¡Ya tenemos ganadores!
El Departamento de Lengua convocó en el mes de febrero un concurso de microrrelatos para conmemorar el centenario del nacimiento de Augusto Monterroso. El concurso consistía en escribir un texto narrativo de 100 palabras máximo a partir del microrrelato “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Tras la lectura de todos los microrrelatos presentados, la mayoría de ellos con gran nivel, el jurado del concurso decidió otorgar dos premios por categoría en lugar de uno, como estaba estipulado en las bases del concurso. La votación ha estado muy reñida ya que se han presentado relatos muy interesantes y originales. Los ganadores del concurso son:
Categoría A (1º – 3º ESO)
1º premio: Daniel Bernal Moya (2ºB)
2º premio: Laura Aragonés Márquez (2ºX)
Categoría B (4º ESO – 2º de Bachillerato)
1º premio: Andrés González Ramos (1ºB)
2º premio: Belén Romanos Benjumea (1ºB)
Los alumnos ganadores pueden pasarse por la Feria del Libro del IES a recoger su premio, que consiste en la elección de dos libros para el primer premio y uno para el segundo. A continuación, os dejamos los microrrelatos ganadores para que podáis disfrutar de su lectura. ¡Muchas gracias a todos por participar!
CATEGORÍA A
1º premio: Daniela Bernal Moya, 2º ESO B
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Había dado vueltas en su cama durante más de una hora, y aun así, él seguía ahí: pisando cada vez más fuerte en su cabeza y en su estómago.
Se sentía mareada, todo daba vueltas. La niña no sabía qué hacer.
Una vez más, abrió los ojos y allí estaba él: el hombre que la había hecho llorar, estaba observándola desde el umbral de su puerta.
Cerró los ojos con fuerza y pensó en su madre, en sus hermanas, incluso en su padre… y lloró.
Habían pasado 23 días…
2º premio: Laura Aragonés Márquez, 2º ESO X
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, así solían llamarlo, ya que era casi tan viejo como este y así se obviaba su sabiduría. Lo admiraba tanto como lo quería. Sin embargo, siempre fue un hombre reservado, como si dentro llevase un secreto que si llegase a ver la luz acabaría con todo. Ese día fue diferente, era como si parte de su alma se hubiese separado de él, se veía vacío, de repente un color amarillento se adueñó de su decrépito ser y ese intrigante e indescifrable misterio se fue con él.
CATEGORÍA B
1º premio: Andrés González Ramos, 1º Bachillerato B
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, se volvió preso de los recuerdos, su cabeza proyectaba las amargas imágenes de su dulce hija agarrando una de las patas de ese peluche, yendo al encuentro de su progenitor; “pesadilla, papá”. Lucile nunca rellenó el punzante dolor por la pérdida de su hija, empezó a dar vueltas sobre su oscuridad y desasosiego. Lucile apareció estirando su corto brazo hacia aquel peluche: ¡Eh, mi antiguo peluche! La sangre se le heló velozmente, la mirada de Lucile cambió y supo que era ella, todavía estaba allí, y el dinosaurio también.
2º premio: Belén Romanos Benjumea, 1º Bachillerato B
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Nada había cambiado. Aquellas marcas seguían señaladas en su piel. No era un mal sueño. Tampoco quería permitirse soñar aquellas cosas. Un café cargado quizá calmaría su ansiedad. Una ducha, donde el cristal se cubriese de vaho para intentar volver a la vida.
Y al desempañar el espejo, las marcas aún seguían ahí, el dinosaurio seguía ahí. No quiere que nadie sepa de esto. Preferiría poder eliminar esta pesadilla, omitirla de su vida, pero tendrá que aprender a vivir con este peso, sacando cada día su mejor sonrisa.
Diazepam… y a la calle.